A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios que afectan a diversos sistemas y funciones. Uno de los aspectos más destacados es el impacto en la masa y la función muscular, que puede llevar a condiciones como la sarcopenia y la atrofia muscular. Estas condiciones representan un desafío significativo para la salud y el bienestar de las personas mayores, pero comprender sus causas y buscar estrategias de prevención puede marcar la diferencia en la calidad de vida de quienes se enfrentan a estos desafíos. Descubre cómo afecta la sarcopenia y la atrofia muscular a los adultos mayores.
La sarcopenia y la atrofia muscular
La sarcopenia es el síndrome relacionado con la pérdida de masa ósea esquelética y la consecuente pérdida de fuerza y del buen funcionamiento de los músculos en adultos mayores1.
Este fenómeno se manifiesta de diversas formas, como con la disminución de la capacidad para realizar actividades físicas, la pérdida de autonomía y un aumento del riesgo de caídas y fracturas. La sarcopenia no es simplemente una consecuencia del envejecimiento; es un proceso complejo influido por diversos factores.
Por otra parte, la atrofia muscular es el término médico que se refiere a la pérdida de masa muscular y la degeneración progresiva de los músculos con la consiguiente disminución de la fuerza y las capacidades motoras2.
Como consecuencia de ambas, se da una pérdida de independencia en los adultos más mayores, derivada de la falta de fuerza y movilidad, que aumenta el riesgo de caídas y fracturas óseas.
Aunque la edad sea la principal causa y nuestra composición corporal cambie como consecuencia de ello, factores como el sedentarismo, una mala alimentación con carencias o déficit de proteínas o bien una inmovilidad obligatoria, pueden llevarnos a la disminución de masa muscular severa.
La principal diferencia entre ambas es que la sarcopenia disminuye de manera general la masa muscular del cuerpo y en el caso de la atrofia muscular, se puede presentar de manera localizada, por ejemplo, en una sola extremidad3.
¿Quién puede padecer sarcopenia y atrofia muscular?
La sarcopenia en personas mayores de 60 años es una enfermedad muy habitual y no discrimina entre sexos. Aunque tiene un origen multifactorial, la pérdida de músculo se asocia principalmente al envejecimiento. No obstante, encontraríamos la inactividad física de un estilo de vida sedentario cómo segundo motivo por el que sufrir sarcopenia y ciertas enfermedades o una nutrición deficiente como factores que pueden acelerar este proceso.
La atrofia muscular, por otra parte, se encuentra clasificada en tres categorías según su origen: atrofia fisiológica, patológica y neurogénica.
Aunque pueden ser muchas las causas que provoquen la atrofia muscular4 en los ancianos, un origen fisiológico o patológico, que es el debido a la inactividad o la falta de uso de ciertos músculos, suele ser el más habitual
¿Por qué se producen?
La sarcopenia5 y la atrofia muscular son el resultado de una interacción entre factores corporales, ambientales y de estilo de vida:
Cambios hormonales: Con el envejecimiento, hay una disminución en la producción de hormonas como la testosterona y el estrógeno, que desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la masa muscular.
Factores nutricionales: asociados al envejecimiento y a la disminución del consumo de alimentos debido a la pérdida de apetito u otras facultades, como la dificultad para degluir y masticar. Una dieta baja en nutrientes esenciales puede incrementar el riesgo de atrofia.
Inactividad física: La falta de ejercicio regular y la inactividad física son dos de las causas del desarrollo de la sarcopenia y la atrofia muscular.
Cómo prevenir la atrofia muscular en personas mayores
Hay medidas que podemos tomar para prevenir o ralentizar la progresión de la sarcopenia y la atrofia muscular fisiológica. Aquí hay algunas estrategias clave6:
Ejercicio regular: utilizar los músculos es la mejor forma de preservar su buen funcionamiento. Una actividad física regular, que incluya tanto ejercicios de resistencia como de fuerza, es fundamental para mantener la masa y la fuerza muscular. Incluso actividades simples como caminar, nadar o levantar pesas ligeras pueden marcar una gran diferencia.
Nutrición adecuada: una dieta equilibrada y rica en proteínas es esencial para el mantenimiento muscular. Los adultos mayores deben asegurar el consumo suficiente de alimentos ricos en proteínas, como carnes rojas, pollo, pescado, legumbres o lácteos.
Complementos alimenticios: en algunos casos, puede ser necesario recurrir a suplementos, especialmente si hay deficiencias nutricionales. La suplementación con proteínas, vitamina D, y Calcio, puede ser beneficiosa en estas situaciones, aunque es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier suplementación.
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FUENTES
1 Instituto Nacional del Cáncer (s.f) Sarcopenia. Diccionario de cáncer del NCI. Recuperado de: https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/sarcopenia
2 Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (2007) Distrofia muscular. Recuperado de: https://espanol.ninds.nih.gov/es/trastornos/forma-larga/distrofia-muscular
3 Rendón R (2019) Mecanismos moleculares involucrados en la pérdida de tejido muscular en la sarcopenia. Eduardo lobatón RD CNSC. Recuperado de: https://eduardolobatonrd.com/sarcopenia/#:~:text=Aunque%20bien%2C%20en%20la%20atrofia,o%20sin%20una%20localizaci%C3%B3n%20espec%C3%ADfica.
4 MedlinePlus (s.f) Atrofia Muscular. Enciclopedia médica. Recuperado de: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003188.htm
5 Fundación Española de Reumatología (s.f) Sarcopenia: qué es, síntomas y tratamientos. Recuperado de: https://inforeuma.com/enfermedades-reumaticas/sarcopenia/
6 Mateos M (2022) Atrofia muscular en personas mayores. Depencare. Recuperado de: https://www.depencare.com/atrofia-muscular-en-personas-mayores