
Estamos nerviosos, nos apretamos los nudillos y “crac”, escuchamos ese conocido crujido. O realizamos un movimiento de apoyo o flexión de la rodilla, o nos sentamos, y oímos otro ruido. En estos casos decimos que nuestras articulaciones “truenan”.
Desde Arama Natural os explicamos por qué las articulaciones "truenan", qué hay de cierto o falso en lo que la cultura popular dice de ello y qué productos de la gama Osteoarticular, con nutrientes de origen natural, pueden sernos de ayuda para evitarlo.
¿Por qué las articulaciones "truenan"?
Entre las articulaciones de todo nuestro cuerpo se halla el líquido sinovial, que las rodea, lubrica y se encarga de protegerlas ante cualquier roce o impacto.
En el líquido sinovial se hallan gases disueltos que, al ampliarse el espacio entre las articulaciones tras hacerlas crujir, forman burbujas microscópicas.
Estas burbujas microscópicas de aire van uniéndose entre ellas, formando burbujas más grandes que finalmente explotan. Al estallar, estas provocan ese característico sonido.
¿Qué incidencia tiene este fenómeno?
Que las articulaciones truenen es algo muy frecuente. Hasta a un 25% de la población le ocurre, dándose con más frecuencia en hombres que en mujeres.
¿Por qué las articulaciones "truenan" más a unas personas que a otras?
Esto sucede por una razón única y exclusivamente fisiológica. Algunas personas presentan espacios más amplios entre las articulaciones, por lo que la presión no baja lo suficiente para producir este colapso de las burbujas de aire.
¿Mito o verdad?: Qué hay de cierto en el hecho de que es perjudicial tronarse las articulaciones
Algo que seguro todos hemos oído de manera popular es la idea de que hacer crujir las articulaciones, y especialmente los nudillos, es perjudicial y puede producir que a la larga padezcamos de problemas articulares como la artritis.
Si nos basamos en una visión mecánica podríamos pensar que efectivamente esta sobreestimulación de las articulaciones y del líquido sinovial podría provocar desgaste y daños en los tejidos y ligamentos adyacentes, debido a los estiramientos y contracciones de la zona.
Sin embargo, a nivel clínico no se presentan evidencias de ello. Un ejemplo es el caso del científico y médico Donald Unger, quien durante 60 años decidió tronarse dos veces al día los nudillos de la mano izquierda y ninguna los de la derecha. Tras realizarse radiografías el resultado no mostró ninguna señal de artritis.
Un estudio publicado en 2011 por The Journal of the American Board of Family Medicine y que tomó una muestra de 215 pacientes de entre 50 y 89 años tampoco encontró diferencias remarcables entre las personas que se tronaban los dedos y las que no.
Aunque los resultados en cuánto a la aparición de artritis debido a este hábito no son concluyentes, sí existía una mayor incidencia de casos de debilidad de agarre y desgaste, aunque los estudios no tuvieron en cuenta si esto podía ser causa o consecuencia del crujir de las articulaciones.
¿Cómo cuidar nuestras articulaciones y prevenir su crujido?
Aunque suene obvio, la manera de prevenir que nuestras articulaciones crujan, en primer lugar, es no realizando el crujido de manera intencionada. En muchos casos se trata de un hábito inconsciente, pero debemos poner atención a ello.
Por otra parte, es importante que cuidemos el líquido sinovial y nuestras articulaciones mediante una serie de hábitos saludables:
Bebe mucha agua
Más allá de que el agua es vital para nuestra salud general, esta también ayuda a lubricar y amortiguar nuestras articulaciones por lo que es indispensable beber la suficiente cantidad de agua para cuidar nuestras articulaciones.
Realiza ejercicio físico
El ejercicio físico regular, aunque sea moderado puede contribuir a mejorar las propiedades amortiguadoras y lubricantes del líquido sinovial. Además, la actividad física nos ayudará a fortalecer nuestro sistema musculoesquelético y a perder peso, hecho de importancia para no sobrecargar las articulaciones y desgastarlas.
Cuida tu alimentación
Una dieta rica en grasas saludables como las que podemos encontrar en el aguacate, los frutos secos o el aceite de oliva puede ayudarnos a lubricar nuestras articulaciones.
El consumo diario de frutas y verduras ricas en antioxidantes como las verduras de hoja verde, el brócoli, las frutas del bosque y las uvas negras, y la ingesta de pimientos y cítricos (ricos en vitamina C) pueden ayudar a nuestras articulaciones.
Asimismo, es importante tener en cuenta reducir o incluso eliminar los excesos de azúcar y sal.
Considera ayudarte de suplementación
Elementos como la glucosamina, la condroitina, el zinc, el magnesio y la vitaminas C junto al colágeno y al ácido hialurónico pueden colaborar al correcto mantenimiento de las articulaciones, por lo que, además de intentar obtenerlos mediante la alimentación, la suplementación puede contribuir a obtener sus niveles adecuados.
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