El síndrome de fatiga crónica

¿No recuerdas la última vez que te sentiste descansado? El agotamiento prolongado junto a problemas de memoria y una fatiga invalidante ante pequeños esfuerzos, ya sean físicos o mentales, pueden estar relacionados con el síndrome de fatiga crónica.  

¿Qué es el síndrome de fatiga crónica? 

El síndrome de fatiga crónica o (SFC) también conocido como encefalitis miálgica “es una condición clínica que causa fatiga debilitante, inexplicada y persistente”1. Se trata de un trastorno difícil de diagnosticar ya que incluso, hoy en día, entre los profesionales de la salud, la comprensión es escasa debido a la inespecificidad de su sintomatología y a la falta de conocimiento del por qué y cómo se produce.  

La falta de comprensión en este campo y una sintomatología que, aunque no acorta la vida, sí la altera, tiene un impacto determinante en la calidad de vida de todas aquellas personas que lo sufren. Por ello es importante conocer su sintomatología y seguir investigando para esclarecer su origen. 

Prevalencia 

Aunque cualquier persona puede padecerlo (incluso niños y adolescentes) y este síndrome cuenta con una incidencia de un 2,4% de la población en España, afecta a personas entre 20 y 40 años con un predominio tres veces superior en mujeres frente a los hombres2.  

Síntomas del síndrome de fatiga crónica 

Como se ha mencionado anteriormente, la sintomatología puede ser difusa y variada también en cuanto a la gravedad, llegando a confundirse con la Fibromialgia. Entre los síntomas más habituales se encuentran: 

  • La fatiga, que es un síntoma que refleja la sensación de agotamiento y la dificultad para llevar a cabo actividades cotidianas, ya sean físicas o mentales. 
  • Agotamiento extremo ante ejercicio físico o mental 
  • Afectaciones cognitivas como problemas de memoria y razonamiento 
  • Mareos que empeoran al pasar de estar sentado a estar de pie 
  • Dolor muscular o articular 
  • Falta de sueño reparador 
  • Cefaleas, dolor de garganta y ganglios linfáticos sensibles o inflamados en cuello o axilas. 

¿Cómo se diagnostica el síndrome de fatiga crónica? 

Actualmente no se dispone de pruebas específicas. Por ello, se realiza una entrevista y una exploración física minuciosa junto a exámenes complementarios.  

Sin embargo, para su diagnóstico existen un conjunto de criterios establecidos a lo largo del tiempo que tienen por objetivo delimitar e identificar su sintomatología para contribuir a un mejor conocimiento del cuadro médico y posibles soluciones terapéuticas, aunque estos no estén estandarizados. Fukuda et al, (1994) resumen los criterios diagnósticos del síndrome de fatiga crónica en: 

  1. Fatiga crónica con una persistencia de al menos seis meses, aunque puede ser intermitente. Se trata de una fatiga inexplicada que no responde a esfuerzos recientes y no mejora con el descanso.  
  1. La exclusión de otras enfermedades que puedan causar fatiga crónica.  
  1. Además, deben estar presentes 4 o más de los siguientes criterios menores con posterioridad a la fatiga y prevalentes durante más de 6 meses:  
  • Alteraciones de la concentración o de la memoria reciente 
  • Odinofagia (dolor de la faringe al tragar) 
  • Adenopatías cervicales o axilares dolorosas (inflamación o aumento de tamaño de los ganglios linfáticos) 
  • Mialgias (dolor muscular que afecta a uno o varios músculos del cuerpo, llegando a tener impacto en ligamentos y tendones). 
  • Poliartralgias sin flogosis (dolor en cuatro o más articulaciones sin signos de enrojecimiento y calor) 
  • Cefalea de inicio reciente 
  • Sueño no reparador 
  • Malestar postesfuerzo superior a 24 h. 

Tratamiento 

Hoy por hoy, no se conoce un tratamiento curativo para el síndrome de fatiga crónica, sino terapias para mitigar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. 

Los pacientes con SFC acostumbran a realizar poca actividad física lo que conlleva el desarrollo de atrofia muscular. El ejercicio físico adaptado en pautas cortas sin realizar sobreesfuerzos es importante para mantener el tono muscular y con ello la independencia y el bienestar general de la persona. 

Emocionalmente, el síndrome de fatiga crónica también puede conllevar sentimientos de ansiedad, depresión e incomprensión. El asesoramiento psicológico puede también resultar fundamental para la asimilación de la situación. 

La importancia de las vitaminas para aliviar la fatiga 

Aunque no existe tratamiento específico para el síndrome de fatiga crónica, hay vitaminas relacionadas de manera significativa con la función cognitiva y la sensación de fatiga. Hablamos de las vitaminas del grupo B. 

Por ello, el complemento alimenticio Dinadax® Energy de Arama Natural está formulado a base de Jalea Real Fresca y vitaminas del grupo B, B1 y B6 que pueden ayudar a afrontar periodos de baja energía y fatiga.  

Las vitaminas B1 y B6 intervienen como elementos moduladores de la transmisión de impulsos nerviosos (síntesis de la acetilcolina), ayudan a mantener la función normal del cerebro, incrementan la producción de energía y pueden reducir la fatiga ayudando a aumentar la vitalidad y a mejorar el estado general del metabolismo.  

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Fuentes: 

Regal R.J,(2016) Diferencias epidemiológicas entre los pacientes con síndrome de fatiga crónica y fibromialgia evaluados en la Unidad Médica de Valoración de Incapacidades de Madrid. Medicina y seguridad en el trabajo vol. 62. Recuperado de: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0465-546X2016000500007  

Fernandez J.(2018) Tratamiento del Síndrome de fatiga Crónica. Hospital Clínic de Barcelona. Recuperado de: https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/sindrome-de-fatiga-cronica/tratamiento#:~:text=Si%20la%20persona%20lo%20precisa,del%20sue%C3%B1o%20como%20la%20melatonina.  

Avellaneda A., Pérez A.A, Izquierdo M (2009) Síndrome de fatiga crónica. Documento de consenso. Atención Primaria Vol. 41. Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-sindrome-fatiga-cronica-documento-consenso-S0212656709004041